Cada vez más en el último tiempo, y especialmente a causa de la pandemia, la tendencia de la transformación digital encarada por las empresas fue creciendo y se instaló como tal, siendo un proceso hoy en marcha en mayor o menor medida por gran parte de las compañías. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de transformación digital?
¿Dónde lo vemos? Básicamente se pueden citar tres aspectos que nos muestran el cambio:
- En lo que se consume.
- En cómo se lo consume.
- En cómo se lo comunica.
Esto significa para las organizaciones que se abrieran muchísimas oportunidades que se hacen viables gracias a la tecnología.
Siglas de la transformación
Transformarnos: sabemos que hoy ya no es una opción. Transformarnos es la habilidad de cubrir las necesidades de los clientes como así también descubrir las que aún no fueron satisfechas o identificadas.
Hoy ya estamos dejando de hablar de un mundo VUCA: volátil, incierto, complejo y ambiguo; para comenzar a hablar de un mundo BANI; frágil, ansioso, no lineal e incomprensible.
¿Por qué? Porque tras la crisis sanitaria de la Covid-19 en el 2020, pasamos de un mundo complejo y ambiguo a un mundo caótico y desestabilizante, que requiere cada vez más desarrollar las soft skills, las habilidades blandas tales como resiliencia, empatía, visión sistemática y adaptativa, transparencia y trabajo colaborativo.
Si estamos buscando resultados diferentes, necesitamos hacer algo diferente.
Apuesta por la transformación digital
Y en este contexto, ¿por qué debemos apostar a la transformación digital?
- Para reaccionar al cambio cada vez más rápido y así diferenciarnos de nuestros competidores.
- Porque debemos mejorar la experiencia de nuestros clientes. Ya no alcanza con el producto o el servicio, sino que desea recibir una atención diferencial, estrechamente relacionada con la fidelización y retención de clientes.
- Porque debemos mejorar la toma de decisiones basada en datos, siendo este el punto de partida para el planeamiento estratégico identificando nuevas oportunidades de negocio.
- Porque debemos reducir riesgos y fallas con la automatización de procesos de negocio.
- Porque debemos aumentar la productividad utilizando herramientas y aplicaciones digitales corporativas.
- Porque debemos fortalecer el trabajo colaborativo utilizando plataformas digitales, lo que da lugar a que la comunicación entre cada uno de ellos sea más fluida así como el trabajo en equipo entre las diferentes áreas.
- Porque debemos promover la innovación, como pilar fundamental en al cambio cultural de las organizaciones.
- Porque debemos hacer las cosas diferentes: trabajo colaborativo, empoderamiento y auto gestión.
- Porque debemos generar la capacidad de adaptación y aprendizaje: curiosidad, creatividad, empatía, colaboración, en las personas y en la organización.
- Porque debemos enfocarnos en el cliente, comprender sus necesidades, ver el mundo desde el punto de vista de nuestros clientes.
La importancia de la agilidad
Y para hacerlo, la clave es abordar la agilidad. Podemos decir que la agilidad es un catalizador de la transformación digital. Podemos definirla como la habilidad de adaptación al cambio, un mindset que permite abordar la complejidad de una manera adaptativa para responder rápidamente a las necesidades del negocio.
- Es importante tener claro qué es y qué no es la agilidad:
- No es velocidad: es adaptación al aprendizaje, es foco.
- No es baja calidad: es calidad como pre requisito.
- No es una metodología: es un mindset.
- No es una meta: es un camino.
- No es una solución: es una alternativa a problemas complejos.
Señales de un nuevo camino
Podemos decir que el agilismo promete colaboración, entrega iterativa e incremental, adaptación al cambio y comunicación.
En resumen, si estamos buscando resultados diferentes, necesitamos hacer algo diferente y las citadas son las señales que nos marcan el nuevo camino para ganar agilidad en el proceso de la transformación digital.
